Gabriel Cañizares volvía esta semana al European Tour tras algo más de cuatro años de ausencia. Mucho tiempo para un jugador de su calidad y talento. Se ganó el derecho a participar en el Omega Dubai Desert Classic, el torneo referencia de la Gira del Desierto, tras acabar segundo en el Mena Tour, un circuito que fundamentalmente se juega en Oriente Medio y en los países del Magreb. Es decir, ha estado aquí por méritos propios, pegando golpes por donde haga falta para seguir abriéndose puertas en las grandes citas. No ha pasado el corte, pero el balance, más allá del resultado, es bueno, especialmente en la segunda jornada disputada este viernes: “hoy he disfrutado mucho, me lo he pasado muy bien, qué divertido es este deporte cuando haces pocas. He pensado que yo podía estar aquí”, aseguraba el golfista andaluz de 41 años a la Federación Andaluza después de haber firmado la tarjeta.
Gabriel ha vivido este viernes una jornada de golf muy bonita, de las que se recuerdan. Salió a jugar con mucho lastre en la mochila por lo ocurrido en la primera ronda, donde hizo 77 golpes, sin meter ningún putt y sin tan siquiera darse la oportunidad de celebrar un birdie. Hoy, sin embargo, ha sido todo lo contrario. Todo empezó en el hoyo 15 (arrancó su vuelta por el 10). Hizo birdie y lo celebró por todo lo alto con la sonrisa cómplice de Gregory Havret, un veterano francés del European Tour que jugaba con él.
A partir del hoyo 15 algo hizo clic... “En el 18 hice unos de esos birdies que son un gustazo, de los que podré ir contando por ahí”, señalaba Gabriel con orgullo y con ese humor suyo tan peculiar. Falló el tercer golpe en este par 5, el approach a green. “Pegué un filazo contra la grada y se me quedó un approach tremendo, con la hierba alta y el green recibiendo cuesta abajo, pero la metí y ahí dice: ojoooooo”, recuerda.
El mayor de los hermanos Cañizares, que ha compartido semana con Alejandro, que sí ha pasado el corte, comenzó a disfrutar en el campo como un enano. Hizo tres birdies seguidos en los hoyos 2, 3 y 5 y, de repente se metió en el corte. Cinco menos en el día y par total. Subidón. “Estaba convencido de que pasa el corte, de que era el día, pero después llegó el doble bogey del hoyo 6 y el globo se desinfló”, explica.
La historia épica de la semana no se pudo culminar, pero Gabriel se marcha de Dubai con varias ideas muy claras: esto del golf le encanta, sigue disfrutando como el que más de una semana en el European Tour y va a seguir intentando abrirse puertas donde haga falta. “Al final y al cabo, aquí lo importante es disfrutar del camino”, sentencia.
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Gabriel Cañizares, en el hoyo 9 del Emirates Golf Club.