En Andalucía existen más de un centenar de
campos de golf que emplean para su regadío agua regenerada, es decir, agua no
apta para el consumo humano, siempre y cuando tengan acceso a las mismas. De
esta forma, según la Real Federación Andaluza de Golf, más del 80 por ciento de
los campos de golf de la región emplean agua regenerada no potable para el
riego, convirtiendo a Andalucía en un referente en este ámbito. La comunidad
lidera desde hace años el sector del golf a nivel internacional. La región
encabeza el ranking europeo en lo que a recepción de turismo internacional de
golf se refiere, con más de 730.000 visitantes que –según datos de la Secretaría
General de Turismo de la Junta de Andalucía- cada año, llegan a la región con
la motivación principal de jugar al golf, atraídos por su inmejorable clima y
su gran tradición golfística.
Hace ya décadas que, en torno a los más de 100 campos andaluces, se
generó una potente industria que -a día de hoy, y según se recoge en un estudio
elaborado por IE University sobre el golf como
catalizador de la actividad económica en España[1]- se traduce en un impacto económico de más de 2.200 millones de euros al año y en más
de 52.000 empleos, si se
consideran los efectos directo, indirecto e inducido.
Cabe destacar, para comprender la magnitud del sector del golf dentro de
la industria turística andaluza, que -según datos recientes de la Consejería de
Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, en cuanto a empleo- en
Andalucía hay un total de 447.500
ocupados en actividades turísticas.
Pero -más allá de estos datos, y en el contexto actual de sequía-
destaca el papel predominante que el golf andaluz tiene como industria
sostenible, situándose como referente internacional, también en lo que a reutilización de recursos hídricos y
eficiencia de cada gota de agua se refiere.
“En la actualidad podemos
afirmar que los campos de golf representan solamente el 0,3 por
ciento de la superficie total de regadío andaluz y que el 80 por ciento de ese riego ya se realiza con aguas recicladas. El
golf, por tanto, no compite por el uso de agua potable o convencional. Lo que
hace es convertir el agua que ya ha sido utilizada por la población en un
potente generador de riqueza y empleo”, declara Pablo
Mansilla, presidente de la Real Federación Andaluza de Golf.
Los datos avalan la
rentabilidad y eficiencia del golf en Andalucía
En comparación, con el 1,1 millón de hectáreas de regadío agrícola
en Andalucía[2],
el golf solamente riega 3.500, de las que el 80 por ciento utilizan aguas
recicladas. Con las dotaciones recogidas en los Planes Hidrológicos Andaluces,
que han sido publicados a principios del año 2023, los ingresos por metro
cúbico de riego empleado en golf superan los ingresos de cualquier otro cultivo
siendo, por tanto, el golf el cultivo
más rentable de todos.
Ello ocurre porque, si la suma de
los campos de golf andaluces factura aproximadamente unos 220 millones de euros
anuales, es el turismo de golf generado por los campos andaluces el que aporta
unos ingresos muy superiores a la economía andaluza, ya que 9 de cada 10 euros
del gasto del turista de golf va destinado a empresas distintas de los campos
de golf. En ese sentido, los ingresos directos por la actividad de golf y
turismo de golf para Andalucía ascienden a 2.200 millones de euros anuales, lo
que supone una rentabilidad aproximada de unos 35 a 40 euros por metro cúbico
de agua empleada, de las que, de nuevo, la mayor parte es agua regenerada.
El valor total de la producción
agraria en España exclusivamente de la agricultura de regadío es de 32.000
millones de euros, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y
Alimentación. El volumen total de agua
empleada en el regadío español asciende a 15.500 hectómetros cúbicos[3], lo cual arroja unos
ingresos medios de 2 euros por metro cúbico de agua. La suma de los impactos
directo, indirecto e inducido, eleva dicha relación alrededor de los 4 a 5
euros por metro cúbico, dependiendo de las condiciones climáticas y de precios
de cada año.
De la comparación de los ingresos
globales obtenidos por el golf y el turismo de golf, y los ingresos globales
derivados de la actividad agrícola se extrae como conclusión la altísima rentabilidad
del cultivo de golf, lo que se traduce, de nuevo, en una mayor generación de
empleo por volumen de agua utilizada.
En cuanto a la procedencia de las aguas utilizadas para el riego de los
campos de golf andaluces, un estudio elaborado por la Universidad de Málaga en
2017[4],
afirma que el 81 por ciento de los campos de la Costa del Sol –donde se
encuentra la mayor concentración de campos de Andalucía- utilizan aguas regeneradas para su riego. Es
importante señalar que aquellos campos que no utilizan el agua regenerada no
tienen acceso a la misma, siendo la falta de estas canalizaciones la causa.
Si en los años 80 del pasado siglo el porcentaje de uso de agua
regenerada era cero y hoy asciende al 80 por ciento, el sector desea llegar al
cien por cien cuanto antes, para lo cual es necesaria la inversión pública en
canalizaciones de agua regenerada desde las depuradoras hasta todos los campos
de golf.
Esta cifra es, lógicamente, menor si se lleva al ámbito nacional, en el
que se incluyen regiones del norte del país en los que, a priori, no es
necesario el riego con aguas regeneradas, debido a su mayor índice de
precipitaciones. Así, según un estudio elaborado por la Real Federación
Española de Campos de Golf y la Asociación Española de Campos de Golf el 57 por
ciento de los campos de golf españoles reutilizan aguas para su riego, siendo
Andalucía la Comunidad con más alto consumo de aguas regeneradas.
En la Costa del Sol, los campos de golf -a pesar de ser regados,
mayoritariamente, con aguas regeneradas- consumen apenas el 10 por ciento del
total de aguas depuradas por Acosol (Empresa Pública para la gestión del Agua
de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol)[5]. El
excedente de aguas depuradas –que, ahora mismo, es devuelto al mar en condiciones de calidad, caudal,
distancia a la costa y profundidad que permiten su total dilución en el medio-
podría ser utilizado para otros fines, tales como el riego de ciertos tipos de
cultivo agrícola, para lo que ya se están preparando obras de conexión a estaciones
depuradoras.
Cabe destacar que el sector del golf andaluz lleva más de treinta años
trabajando e investigando para implantar, no solamente sistemas de riegos
inteligentes que permitan optimizar al máximo el uso de aguas, sino también
nuevos tipos de césped más eficientes en lo que a necesidades hídricas se
refiere, esto es, variedades que, además de necesitar menos agua, permiten el
riego con mayores dosis de salinidad, para así ser aptas para ese uso de aguas
regeneradas y no potables.
Por ejemplo, las variedades Bermuda 328 y
Bermuda 419, que se introdujeron en los campos andaluces en la década de los
90, tienen como principal característica el ahorro del 50 por ciento en el
consumo de agua para su mantenimiento en comparación con las variedades
autóctonas del norte de Europa (Agrostis o Rygrass). Hoy en día, los campos
siguen investigando nuevas especies de céspedes que permiten reducir aún más el
consumo de agua y soportar mejor las condiciones climatológicas y de calidad de
agua extremas.
“La tendencia, el deseo y el
compromiso del golf es continuar creciendo en esta materia, y ser referente,
también para otros sectores de la sociedad, en lo que a reutilización de
recursos hídricos se refiere”, concluyen desde la Real Federación Andaluza
de Golf.